El editorial del pasado 23 de agosto, parece sentirse el dueño de turno de la democracia peruana al enrostrarle al Frente Amplio que la mayoría del electorado no la eligió para gobernar el país, mediante el mensaje central que deducimos de su contenido: “Ubícate Frente Amplio, representas la minoría perdedora”. Y, sin embargo es un editorial que provoca reflexiones y alertas para uno y otro lado. 

1. Enfriando las cifras de la representación electoral del Continuismo/Descrédito del modelo económico vigente

El editorial afirma que “el respaldo alcanzado por las opciones que ellos llamaron “continuistas” llegó al 70% del electorado”, concluyendo que el FA no debería objetar todo en nombre de unas “mayorías” que las ánforas no registraron.

Efectivamente, el campo de las izquierdas sumó un 15.4% del total del electorado hábil, de los cuales casi 13% el Frente Amplio y casi 3% de Democracia Directa; el campo de las derechas y centro alcanzó el 52.4%; y, el restante, el no representado en ambos campos, es casi una tercera parte, el 32.2% conformado por los que su voto no fue válido (14.1%) o no votaron (18.1%). Ese es el peso diferenciado más próximo a la realidad.

La representación de las izquierdas ha disminuido si comparamos los resultados electorales presidenciales de la primera vuelta del año 2011, equivalía al 23.3%, mientras que el del campo de las derechas y centro derecha equivalía al 50.1% del total del electorado hábil; lo que aumentado son los no representados de 26.7% a 32.2%.

No es buena noticia para la democracia representativa, que aumente (en términos absolutos y relativos) la gente con derecho a votar que no vota o vota viciado/blanco.

Tampoco es buena noticia para el Frente Amplio, el que importantes sectores populares, que viven situaciones de injusticia, creen (y defienden) en el modelo de crecimiento económico sin límites, en el fetichismo del poder regulador del mercado, en la incapacidad de buen y estable gobierno de las izquierdas, en la necesidad de la imposición de orden (autoritarismo/militarismo) y decencia social (conservadurismo patriarcal y sus expresiones de violencia simbólica y física).

Es sin embargo, el mayor desafío político estratégico para el Frente Amplio y las organizaciones políticas que forman parte del FA, plantearse – no sólo en el discurso para las tribunas mediáticas sino principalmente para la praxis política – el ganar el sentido común político hacia la construcción de una voluntad política programática democratizadora de la economía, la sociedad, el estado y el propio quehacer político. Eso supone romper con los horizontes estrechos y la siembra mediática de caudillos/as que abona al divisionismo que los poderes fácticos y las derechas más brutas y soberbias empiezan a celebrar.

2. Las mayorías y minorías políticas son variables, se construyen/destruyen /modifican

No pues, no representamos actualmente a la mayoría ciudadana de los pueblos -indígenas y no indígenas – del Perú. Pero, aún sin lograr ese desafío político estratégico, el FA puede convertir su minoría en mayoría, en determinadas circunstancias donde ese malestar se expande y convierte en una opción de cambio de gobierno, en un contexto polarizado, como sucedió en las elecciones del 2011, cuando Gana Perú logró obtener casi el 40% del total de electores hábiles.

El Frente Amplio actualmente representa básicamente el malestar político de buena parte de quienes son afectados por las consecuencias de la expansión del capitalismo con sus megaproyectos – legales e ilegales - depredadores en los territorios que sostienen la reproducción material y cultural de sus pueblos indígenas y no indígenas, así como de quienes son explotados en sus centros de trabajo o de producción en la ciudad y el campo o viven en la marginalidad del minifundio o condenados al “recurseo” de la auto-explotación familiar y el ninguneo del Estado y de la clase media emergente.

Eso se expresa en que territorialmente el Frente Amplio representa a importantes sectores ciudadanos del centro-sur andino: entre el 25% al 53% de votación válida en 10 regiones. Ahí también se concentra la representación congresal del FA: 13 de 20.

3. Lo representado/no representado en el Discurso del Gobierno

Dice bien el Editorial al reiterar que el Gobierno y el Parlamento elegido representan el continuismo del modelo económico, las políticas de gobierno anunciadas y ocultadas lo confirman.

Los discursos de PPK y del Premier Zavala apuntan a la renovación social – de sesgo liberal social - del continuismo del modelo económico primario exportador motorizado por la expansión del gran capital minero-energético/financiero. Es decir, a su continuidad, pero asegurando una mayor legitimidad social del modelo mediante una mayor cobertura del acceso social y territorial a los servicios públicos básicos, generando mayor empleo local (infraestructura como cancha), protegiendo especialmente derechos de las mujeres, subsidiando formalización empresarial, modernizando la gestión estatal para hacerlo más eficiente y cercano al ciudadano.

Esa renovación social mediante más Estado y más Inversión Pública-Privada tendría como actor político principal al poder ejecutivo nacional – los Ministerios y Proinversión – que para ello deberá concentrar presupuesto público nacional y palanquear recursos mediante las APP. Han decidido pasar por encima de la descentralización política participativa, tan venida a menos en los últimos años por los casos mediáticos de corrupción así como por el debilitamiento de la participación ciudadana ante un presupuesto participativo no vinculante. Su apuesta es más bien una descentralización económica a consecuencia de la inversión promovida y ejecutada bajo competencia del gobierno central; su apuesta es por una ciudadanía destinataria de las políticas estatales. Por lo que no estarían interesados en fortalecerla con descentralización fiscal o espacios participativos vinculantes.

Heredan del gobierno anterior las normas dirigidas a la desprotección de derechos territoriales de pueblos indígenas amazónicos y andinos, así como a la desregulación de normatividad ambiental y de ordenamiento territorial, a la criminalización del derecho de organización y de protesta, entre otros, por lo que la tarea sucia ya está hecha. Por lo demás, su sueño ahora es la economía verde, es decir, la promoción de los negocios verdes para ajenos a base de bosques y biodiversidad conservada y manejada por los pueblos originarios de Amazonía y Alto andinos, cuyos derechos son desprotegidos. De tal modo que el Ministerio del Ambiente se auto-imagina como el promotor de la inversión de esa economía verde más que como el protector y regulador de la conservación, uso y transformación del ambiente/territorio. Así como se asume discursivamente la mitigación y adaptación al cambio climático al mismo tiempo que se proponen expandir en 2 millones de hectáreas de plantaciones comerciales en los bosques, mayormente amazónicos, que implican deforestación y degradación.

Ningún anuncio consistente de una estrategia económica e institucional de diversificación productiva que inicie un camino sostenido para romper con la mono-dependencia fiscal de las rentas extractivistas. Ninguna referencia a políticas de ordenamiento territorial como parte de la estrategia preventiva y de resolución política pacífica de la conflictividad socio-ambiental. Parece contarse con la ilusión de que un impacto contundente de la inversión social con mayor focalización y difusión de los beneficios de los megaproyectos en los territorios donde hay oposición logrará torcer la voluntad mayoritaria hacia su ejecución.

4. La soberbia de derecha o de izquierda conduce a efectos contrarios al bien común que se dice representar

Al editorialista de El Comercio le molestó tanto las declaraciones públicas de los congresistas del FA - Marisa Glave y Hernando Zevallos – que todo el contenido es para decirles que se ubiquen en la minoría que representan y dejen de hablar a nombre de las mayorías que no han votado por el FA. Inferimos que responde a lo que considera una soberbia política de sobre-representación, lo que le lleva a olvidar el hecho más significativo de lo que sucedió en el Pleno del Congreso del día viernes 19 de agosto: la mayoría del Frente Amplio, en ese momento coordinada por la vocera alterna, dio su voto de confianza al Gabinete y su Plan de Gobierno [bueno, Hernando Zevallos se abstuvo).

Más allá del cuestionamiento al continuismo, se dio el aval de confianza a quienes los representan desde una variante modernizadora liberal social del continuismo. No relevar lo más significativo para quedarse con lo anecdótico para enrostrar su “minoría” al FA es soberbia política. Bueno, digo eso suponiendo que el editorialista apuesta por una democracia plural, es decir, donde también tienen derechos las izquierdas democráticas (léase no terroristas] que como el FA buscan un Perú Nuevo en democracia o como Tierra y Libertad que buscan un Perú biodiverso, justo y soberano.

Anexo: Las cifras aludidas: